jueves, 15 de noviembre de 2018

EL TALLADO DE MADERA EN SAN ANTONIO ARRAZOLA


San Antonio Arrazola es un pueblo tranquilo perteneciente al municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, y se ubica al centro de la exuberante geografía de Oaxaca. Aquí, un túnel natural creado por bambúes y terracería permite transitar entre el mundo real y el fantástico, conduciendo al hogar de miles de alebrijes que, siempre extravagantes y distintos, parecen lanzar el reto de encontrar alguno idéntico a ellos entre la multitud de piezas exhibidas.
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Los caminos urbanos del poblado alternan ascensos y descensos entre casas de puertas abiertas que, en la práctica, funcionan más como laboratorios de sueños que como refugios al calor oaxaqueño. Y hasta el viento parece conspirar en la creación de una atmósfera extraña inusualmente fresca a pesar del sol que cae plomizo sobre el suelo al esparcir los aromas de la madera y las pinturas a lo largo y ancho de las calles: podría afirmarse que aquí es posible encontrar un taller de artesanos guiado sólo por el olfato.

El taller de la familia Ramírez es uno de los más visitados en la comunidad, y ha cobrado prestigio internacional por colaborar con algunas firmas de fama global, como Huawei y Pineda Covalín; carta de presentación que anticipa la vista de piezas dotadas de un carisma que sólo puede emanar de manos mexicanas. Manos como las de Pablo Franco, quien luce absorto en la talla de una figura animal inspirada en un xoloitzcuintle, esa raza canina de gran valor histórico que posee una belleza particular. Tal como los alebrijes.

Resultado de imagen para ALEBRIJESEl artesano narra que fue en su pueblo donde se inició la talla de madera en la creación de alebrijes, esos seres fantásticos que nacieron, a su vez, de la imaginación de Pedro Linares, un artista de la Ciudad de México que en los años 30 los concibiera entre sueños sin saber que, con ello, habría de definir el futuro de una comunidad que hoy vuelca sus esfuerzos en la noble y romántica tarea de materializar fantasías.
En San Bartolo Coyotepec y San Antonio Arrazola, Oaxaca, la gran mayoría de la población se dedica a la artesanía.
Mientras talla las patas de su obra, Pablo menciona que la primera parte en la creación de un alebrije involucra el tallado del copal; después sigue un periodo de secado y el recubrimiento de las vetas nacientes con pegamento industrial. La mirada del experto sólo se desprende de la pieza entre parpadeos.

El artesano cuenta que en el taller todos participan en distintas etapas del proceso; desde el tallado, que se realiza a partir de trozos de copal, hasta el pintado, que supone un grado máximo de atención al detalle que llega a rayar en lo obsesivo, poniendo a prueba en todo momento y en sentido literal, el pulso artesano del pintor a cargo.
Los nahuales fueron las primeras tallas de madera que se realizaron en Oaxaca. Todas compartían el mismo principio: cuerpo de animal y cabeza de ser humano. Desde entonces, uno de los secretos para crear piezas de calidad es utilizar madera fresca que permita obtener buenas tallas, evitando quiebres posteriores. Es un trabajo arduo que representa a mi pueblo. Cada casa adquiere un estilo propio, todos hacemos trabajos distintos, afirma Pablo.

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Fuente  digitográfica:
Campos, T. (octubre 13 del 2018) alebrijes: figuras oníricas desde el corazón de Oaxaca, México. México: xataka. Obtenido de: https://www.xataka.com.mx/especiales/alebrijes-figuras-oniricas-corazon-oaxaca-mexico

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